miércoles, 8 de junio de 2011

To be continued...

Dejé la correa de Gin sobre la mesa, puse agua fresca en su cuenco y mientras abría los sobres con las facturas pendientes, aquel trozo de papel de periódico me empezó a quemar el bolsillo trasero del pantalón. Lo saqué e intenté quitarle inútilmente todas las arrugas, lo cogí con las dos manos y volví a leer lo que ponía acercándome el papel a los ojos como una ancianita, pensando que captaría más detalles o alguna huella o yo que sé.

Pero no, no me había dejado nada sin leer, "Guille" y un número de teléfono, no más. Cada número tenía tres capas de boli, había sido repasado a conciencia, me gustaba. "Guille" no había titubeado al compartir su teléfono de contacto.
¿Pero qué estaba diciendo? ¿Que me gustaba? ¿Que me gustaba cómo estaba escrito el número de un desconocido? Maldita sea, si solo era tinta de Bic y nueve números de 0 al 9 desordenados aleatoriamente.

Dejé la nota encima de la cama, y mientras me quitaba la camiseta, un escalofrío me recorrió la espalda, era una ladrona de destinos. El tal "Guille" seguro que se había enamorado perdidamente de una chica, de una chica guapísima, con minifalda, melena al viento y con una 100 de sujetador. Y yo, que solo uso una 90 había cogido esa nota, sabiendo que no era para mi. Me sentí fatal. Me sentí mala persona. Una mala persona que ya se sabía seis de los nueve números. Una mala persona que además, tenía un problema. ¿Uno? Esto.. varios.

Repasé con los dedos cada uno de los números, despacio. Joder... "¿y si envío un SMS a "Guille" para hacérselo saber?" Ahora hablaba de "Guille" como si lo conociera, lo que me faltaba. Tuve una idea mucho mejor: devolverla a su lugar. A Gin no le gustó nada eso, me respondió con un tirón del pantalón de pijama. Eso era un no. O quizás un "esa nota era para ti". Estaba volviéndome loca.


Un momento, un tío deja una esquina de periódico con su número de teléfono bajo una piedra y soy yo la que está loca?

Abril.

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