viernes, 25 de junio de 2010

Hoy ha sido un día tonto, de esos que pasan sin pena ni gloria. De esos días en los que esperas que pase algo... y no pasa. Ni pasa por allí ese alguien. Por no pasar, no pasan ni las horas y me desespero. Pero yo paso.

Seguro que ahora Cova me diría “No, no pasas... haces como que sí, pero no” y yo (como siempre) asentiría con la cabeza y pondría cara de “para qué engañarnos...”. Es inútil intentar mentirle, inútil, en serio. Te cala en cada palabra o en cada mirada. Y eso jode (“para qué engañarnos...”). Tiene un algo de psicóloga, un algo o un mucho, porque con ella no es necesario tumbarse en un diván, ella te lo saca todo. Bueno, todo no, que Cova es muy... recatada. Una noche de locura “desenfrenada” (que no tanto) me llegó a decir “¡yo no soy así!” y no tardé en darme cuenta de que lo que verdaderamente quería decir era “¡yo no soy así... y cómo me arrepiento!”. De lo de aquella noche, jamás se arrepintió, de hecho podría considerarse su “gran” punto de inflexión. Lo de “gran” me lo invento porque no llegó a tomar medidas de aquel tipo. Pero como noche, aquella noche fue muy grande. Para ella por qué se llevo una gran “alegría” y para mí... porque fue una gran espera, ahogada en vodka pero al fin y al cabo, una espera. Una de las mejores cosas de salir por la noche con Cova son las vueltas a casa, la ves de reojo como sonríe y piensas... “¡está bien, vayámonos a bailar sevillanas!”. Bailar sevillanas a las seis de la mañana, por qué no. De momento nos sentamos a tomar “la última” y a denegar invitaciones, pero estamos en ello. Llegará el día (mejor dicho, la noche) en la que Cova saldrá a bailar y no parará hasta que pongan “Amigos para siempre” a modo de despedida, estoy convencida. Y como este, millones de planes más, millones de promesas de cosas por hacer... y eso me encanta. No se conforma con “lo que venga”, quiere más. Siempre hay algún té por probar o alguna canción por escuchar.
Pero hay algo que no me gusta, algo que odio, algo que... anula una parte de mi: no puedo enfadarme con ella. No, ni siquiera la noche de la “gran espera”, no pude. No puedo enfadarme si al volver de viaje me encuentro una postal suya con algo escrito metida en un libro, ni cuando acierta con la canción qué habla “de cómo me siento” en ese momento, cómo enfadarme si siempre pone más alcohol en mi copa que en la del resto. No me puedo enfadar con alguien que no pierde nunca el norte, aunque el Norte le pierda a ella...

Por eso, con Allegra... con Allegra la vida es un continuo debate. Debatimos sobre la vida, lo justo, lo injusto... debatimos sobre si debatimos con razón o sin ella, debatimos sobre si debatir con razón o sin ella... es debatible. Aquí nunca pierde nadie. No sabemos muy bien cuándo ni cómo nos conocimos, si fue en nuestra época hippie o en la época de los pitillo y los polos rosas. Por eso pensamos que “esto” es infinito, es algo “sin principio” y supongo que sin final. Y creo que es sin final porque es tal cual la frase esta de... “un amigo es aquel que te conoce y a pesar de eso, te quiere”, pues lo mismo. Me conoce y aun así me quiere. O quizás, me quiere porque me conoce. O quizás... (deberíamos debatir sobre el tema...).
Rockera como ella sola, una heroína del silencio, una catalana de adopción (ellos no lo saben, pero los papeles están ya en trámite) y “clarita” como el agua. No piensa las cosas, es un “déjate llevar”, un “haz lo que te apetezca”, es un mensaje a las siete de la mañana diciendo que acaba de subir en el ascensor con “ese alguien”, es un “Buenos días” modo Jordi González. Ella dice que le gustan los feos, y es mentira. Le gustan los villanos, los locos... los tatuados y los del pelo sin arreglar. Y creo que miente en otra cosa, siempre fiel a su idea de no casarse pero sí sabe qué canción pondría si lo hiciera... en el fondo sé que espera encontrar al “tipo” de su vida. Aunque ella jamás lo reconozca.
Libre, libre, libre... “ponme un cubalibre!”. Toda una señoritinga.

En fin, me voy a la cama... Quizás mañana pase algo, o ese alguien... o como mínimo pasen más rápido las horas.
Hasta otra.

Abril.

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