lunes, 2 de enero de 2012

Las nueve de la noche.

Siete grados entrando por la ventana.

De mi madre aprendí que hay que abrir las ventanas para que se vaya lo malo por mucho frío que haga. La casa respira y tú te llenas de aire nuevo y fresco. Congelado, de hecho. Me he puesto el albornoz que guardo para visitas especiales y miro al infinito más cercano, la pared de enfrente. Me pregunto todo el rato qué más necesito. JODER, ¿QUÉ MÁS NECESITO?

Cierro la ventana y me tiro al vacío más cercano, una cama para dos.



Abril

No hay comentarios:

Publicar un comentario