domingo, 27 de junio de 2010

El tiempo pasa.

Cova, Cova, Cova...
Deja atrás por un tiempo Madrid. Hace nada estábamos montadas en un autobús a 39 grados recorriéndonos la ciudad en busca de un piso. Apuntando números, tachando nombres. Pensando ya en las cortinas nuevas o en el aroma de mis velas. No nos hace falta mucho para imaginarnos cosas futuras, tenemos momentos que aun no hemos vivido tatuados en la memoria: visitas con té y pasteles, domingos por la mañana con zumo, tostadas y algún que otro acompañante en pijama, mojitos a las siete de la tarde, lloros a mares por amores que no entendemos, carcajadas y cigarros a medias comentando nuestro día.

Pero la suerte de aquel septiembre se quedó contigo y me quedé sin piso, sin cortinas que elegir, sin velas que encender, sin visitas con té y sin cigarros a medias. Y ahí estabas tú, viviendo aquello por las dos. El tiempo pasa. Y aquí estamos otra vez, en el punto cero. Volvamos a empezar a tatuarnos momentos que aun no hemos vivido, pensemos en las cortinas, en los cojines, en mis velas. Apúntate todos los sitios a los que no fuiste o aquellos a los que volverás a ir. Imagina de nuevo como sería estar allí. Porque esta cerca, muy cerca. El tiempo pasa. Ni siquiera puedo ser egoísta y decirte que te prefiero aquí porque te prefiero allí. Tú vivías todo lo que a mi se me quedó en el tintero.

Has recogido tus cosas, has quitado las margaritas de papel de la pared, has despegado tus letras moradas, has vaciado el armario y recogido tus sábanas fucsia, pero te queda lo mejor. Lo que no se ve. Lo que se siente. Lo que se recuerda. Lo que se vive. Siento si no sé muy bien como consolarte, pero aun estoy intentado descubrir como consolarme yo.

Prometo hacerte feliz mientras estés aquí, Cova. Lo prometo.



Abril.

1 comentario:

  1. Dentro de nada estais de vuelta! y yo haciendos muchaaaaas visitas!

    ResponderEliminar