lunes, 9 de enero de 2012

Rozando los veinticuatro

Tengo una amiga enfermera que tuvo que emigrar a París. Una geógrafa en paro que enlaza másters. Otra que aparcó sus estudios para ayudar en el negocio familiar. Varias en ‘lista de espera’. Tengo un hermano cocinero que trabaja más de 10 horas todos los días y que se tiene que conformar con 'aprender'. Otras tantas que probaron en Londres y otras tantas que probarán.

Y yo, la eterna becaria. Casi un año cobrando sólo para pagar el alquiler. Viviendo de prestado. Sobreviviendo por mis padres. Renovando contratos de risa sin parar. Pensando qué pasará en un mes, en medio año. Recordando cada día, que cuando era cajera en un súper o dependienta en Zara cobraba como una señora. Qué tiempos...

Ahora, ninguna opción me parece buena y lo peor… Es que no me puedo quejar.



Rozo los veinticuatro años, que no euros.
Y no tengo el bolsillo para novios.


Abril

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